🧠 Un niño que no puede concentrarse no necesita un grito — necesita un ancla
“No está escuchando.”
“No puede quedarse quieta.”
“No se concentra ni dos minutos.”
¿Te suena familiar?
Seamos sinceros: no es desafío — es desregulación.
Un niño que no puede enfocarse no está siendo difícil.
Está tratando de sobrevivir en un mundo que va más rápido de lo que su sistema nervioso puede manejar. 💥
👩🏫 En vez de preguntar:
“¿Cómo hago para que se quede quieto?”
Pregunta:
“¿Cómo puedo ayudarle a sentirse lo suficientemente seguro para quedarse?”
Los niños no “gastan energía”.
Regulan a través del movimiento.
No te ignoran;
están tratando de mantenerse a flote. 🌊
🌿 Prueba estos pequeños ajustes — funcionan mejor que cualquier grito:
🔹 1. Movimiento antes de enfocarse.
Permítele estirarse, borrar la pizarra o llevar libros.
Cuando el cuerpo se calma, el cerebro se abre.
🔹 2. Metas pequeñas y claras.
En lugar de “Termina toda la hoja”, di: “Empieza con la pregunta uno.”
Pequeño logro → gran confianza.
🔹 3. Contacto visual y una sonrisa tranquila.
Una mirada de comprensión vale más que diez correcciones.
Un niño que se siente visto no necesita pelear para ser notado.
🔹 4. Pausa emocional, no castigo.
Crea un “rincón de calma”, no un “time-out”.
Un espacio seguro para respirar — no un lugar de expulsión.
🔹 5. Redefine el progreso.
No midas silencio — mide resistencia.
Si no se rindió, ya tuvo éxito. 🌱
💬 Todo niño quiere hacerlo bien — incluso los inquietos.
Pero solo pueden subir cuando el adulto a su lado se mantiene en calma.
🕊️ La calma que traes al aula se convierte en la calma que ellos aprenden por dentro.
❓ Tu turno:
¿Qué te ayuda a mantener la conexión cuando un estudiante “simplemente no puede concentrarse”?
Tu experiencia podría ser el salvavidas que otro docente necesita leer hoy. 💛
✍️ Escrito por Yehuda Justman | RemindPath – Terapia Emocional, Conductual y Educativa
Ofreciendo orientación y talleres en varios idiomas alrededor del mundo. 🌍
Add comment
Comments